sábado, 27 de octubre de 2012

Reflexión 2da Quincena de Octubre

Servicio es la acción




Vivimos intentando ser entendidos, y para ello nos valemos de aquellas herramientas que hemos creado para que estén a nuestra disposición en esta misión: las letras. Que combinamos de mil y un maneras para poder expresarnos de alguna forma inagotable, para que sean la voz de lo que nadie puede oír como nosotros mismos: las palabras. Y a ellas les damos, muchas veces, más de uno, más de dos, más de tres significados para, jugando con el contexto, intentar acercarnos lo más posible a lo que estamos sintiendo o pensando.

Ese es el reto; intentar encontrar la manera de describir lo que nos está sucediendo mediante palabras, para así expresarnos de forma que el resto pueda sincronizar, que quienes nos oigan comprendan lo que sentimos y quienes nos hablen puedan hacerlo desde el entendimiento. Y así nos la llevamos: intentando encontrar las palabras perfectas para describir lo que pensamos y esforzándonos por llevar a palabras nuestros sentimientos.

Sin embargo, de tanto en tanto nos encontramos con ciertos pensamientos paseando por nuestra mente tan fuertes que pareciese que estuviesen sacando sus propias conclusiones, con sentimientos que nos hacen tanto ruido que quieren convertirse más en hechos que en palabras. Esa es la invitación que nos hacen: a vivir. A dejar de lado ciertos parámetros que algunas veces nos acosan para empezar a ser viviendo más que diciendo, y de esa manera lograr la sincronía máxima entre las voluntades de un conjunto: haciendo.

Ese es el mayor reto y la más linda invitación, es atreverse a escucharse a uno mismo y contárselo al mundo entero mediante acciones, es dejarse llevar por el impulso que nos arrastra hacia una misión mucho mayor y dejar que nuestras manos se vean seducidas por lo que el corazón les manda y no por lo que la lógica intenta decirles.

Tiene que ser un equilibrio, por supuesto. La reflexión y la acción deben complementarse para que ninguna llegue a caer en el abismo de la vaciedad, pero el panorama actual tiende a tirar a favor de la acción fundada en lo que la razón nos dice ¡y por supuesto! si necesitamos saciar esa inquietud que busca encontrar lo “bueno” en la “lógica”. Pero también debemos dar cabida a la acción fundada en el corazón, esa que podemos repasar durante infinitos momentos y, probablemente, nunca lleguemos a poner en palabras como nos gustaría el “cómo nos hace sentir”.

De seguro ha habido intentos por recoger esta indescriptible mezcla de inquietud, voluntad, corazón, manos, vivir y acciones. La que más conocemos: servir. Y esa es la invitación que hacemos. A vivir, a hacer, a sentir ¿qué cosas? Es algo que cada uno tiene que ir descubriendo en su propio camino y que hoy hemos entendido como el entregarse al servicio de los demás.



Sofía Argüello Sabja
Comisión de Formación

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